En las Islas Australes, es considerada por muchos visitantes la laguna más bella de la Polinesia Francesa, comparable a Bora Bora. Tres días en este paraíso te permitirán dar tu opinión al respeto y recargar energía.

Día 1

Visita la isla en bicicleta

Para desplazarse por Raivavae, hay que recorrer algo más de veinte kilómetros de carretera asfaltada, sin pendientes pronunciadas como en Rurutu pero con algunos baches en el horizonte. Súbete a una bicicleta prestada o alquilada a tus anfitriones y caerás bajo el hechizo de la isla. El paisaje te dará una idea de la belleza de la zona.

A un lado, verás masas de agua de varios tonos de azul, mientras que al otro, una exuberante vegetación cubre las montañas de Raivavae. Por el camino, incluso te encontrarás con pequeñas áreas de descanso “Made in Raivavae” con bolitas de exuberante vegetación, ¡perfectas para una siesta!

A finales de año, podrás degustar lichis, ya que Raivavae es conocida por su abundancia de esta fruta y por abastecer a Tahiti durante este periodo, así como a la vecina isla de Tubuai. Si te quedas en la isla un domingo, una parada en misa te vendrá bien. Al son de los cánticos religiosos, admira a los lugareños con sus trajes tradicionales y disfruta de una experiencia única.


Día 2

Un día en Motu Piscine

El motu Vaiamanu, más conocido como Motu Piscine, es un lugar emblemático de Raivavae que no debes perderte. Embarca en una pequeña embarcación que te llevará al motu Vaiamanu. Una vez allí, emprende una corta caminata para cruzar el motu y llegar al famoso motu de la piscina. En el lugar, admira la belleza de las aguas, con bancos de arena que rodean una magnífica piscina azul, y lo único que querrás hacer es saltar al agua.

Tras un momento de extraordinaria relajación, regresa en barco al motu Rani, donde te espera una comida local. Con la barriga llena, podrás relajarte con los sonidos del viento y las olas.


Día 3

Ascensión al monte Hiro

Nadie puede irse sin haber escalado el monte Hiro. Acompañado por un guía, durante una o dos horas según tu nivel, llegarás a la cima de la isla, a 438 metros de altitud. Ofrece unas impresionantes vistas panorámicas de 360°. Los senderos se consideran difíciles y deben evitarse con tiempo húmedo. Si no te apetece hacer senderismo, da un paseo por la naturaleza a lo largo de la ruta del trasbordador. Por el camino, disfruta recogiendo deliciosas frambuesas silvestres.

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